28.9.07

encuentros I

Volvía a casa de realizar unas compras cuando de repente la calle quedó desierta. Hacía tiempo que no me ocurría, pero de nuevo un escalofrío recorrió mi cuerpo y me invitó a reconocer a aquella figura oscura que se dirigía hacia mí. Hacía tiempo que no lo veía, es mas, tenía la esperanza de no volver a verlo, hacía muchos años que nos habíamos despedido de manera traumática y esperaba no volver a verlo, aquella vez incluso llegamos a las manos, me parece recordar que él siempre había sido más fuerte que yo, a pesar de ser un fumador empedernido y de sus salidas nocturnas, siempre se había empreñado en mantener una forma física aceptable.

De este modo nos volvíamos a encontrar diez años después, tenía la misma cara de seguridad, tenía las mismas manos grandes y esa expresión de satisfacción contenida. La verdad es que los años le habían sentado demasiado bien.
Diez años atrás decidimos romper, fue una decisión traumática para ambos, el desencadenante de aquella situación fue ella, ella rompió nuestro equilibrio y nos obligó a romper una relación que había empezado desde que yo tenía uso de razón.

Ella ahora ya no está conmigo, murió hace un par de semanas y la verdad es que al entierro solo asistimos tres personas, me acompañaron mis dos hijos, es verdad que aquel día me pareció notar algo extraño en el ambiente, pero hasta hoy no supe qué era, ahora lo sé, él estaba aquí, volvía a por mí ahora que ella había desaparecido de nuestra vida.......

- Hace mucho tiempo -me dijo él encendiendo un moods-
- Es verdad, -contesté yo-
- Creo que deberíamos empezar a caminar, aquí levantamos sospechas.
- Sí, tienes razón, sentémonos en aquella terraza.

Nos sentamos, pedimos y comenzamos a hablar de ella, al cabo de un par de horas de hablar de la mujer que marcó nuestras vidas, decidimos hablar de qué iba a pasar a partir de ahora.

- Tienes que venir conmigo, hace mucho que decidiste huir de mí, pero ahora ya no existe nada que te impida venir conmigo, te he encontrado y te volveré a encontrar....sabes que sólo te encuentro cuando me buscas.....y hace algo de tiempo que me estás buscando.
- No es cierto, creo que te estás equivocando conmigo.
- Nunca me equivoco, es más, me ofende que creas que me puedo equivocar, me necesitas igual que yo te necesito a tí, el equilibrio forma parte de nosotros dos.

De pronto comencé a recordar..... y me gustó recordarlo, acordarme de las cosas que hacíamos juntos.....

20.9.07

Búsqueda

Continuamos buscando galaxias fuera y genes dentro.

Como los extremos se tocan, llegará un momento en que al asomarnos a un gen veamos una galaxia y viceversa. La realidad -no lo digo yo, lo dicen los científicos- tiene forma de gusano enroscado: si consigues llegar a la boca y salir de ella, te metes sin darte cuenta en el culo y vuelves a empezar. La frontera entre el mapa genético y el cósmico es más delgada que una cuchilla de afeitar, aunque tan cortante como ella. Si limamos sus bordes, veremos finalmente que entre un elefante y una hormiga no hay diferencias sustanciales, ni siquiera de tamaño. Al fondo del pasillo, o de la realidad, no hay otra cosa que un espejo que nos multiplica.Lo que pasa es que es preciso aparentar que todo esto tiene sentido porque, en caso contrario, caeremos en las drogas, que atacan el azogue neuronal y craquelan la imagen espectral de la cornucopia.

Dicen los expertos que está aumentando peligrosamente el consumo de "éxtasis", "crack" y alcohol. Por algo será, pensamos nosotros. Y resulta que sí, que es por la falta de horizontes. O sea, que la gente mira a derecha e izquierda y no ve más que espejos que le cierran el paso. Así que se da a las drogas con la esperanza de encontrar una grieta por la que asomarse al otro lado. Al otro lado hay más espejos, seguro, lo mismo que detrás de un gen se esconde una galaxia, pero entre tanto se va matando el tiempo.El consumo de drogas, pues, no lo van a arreglar las actuaciones policiales, ni farmacéuticas, sino la imaginación política. Cambien ustedes alcohol por horizontes. No hay mejor alucinógeno que un buen confín a oriente o a poniente, a norte o sur. Pero es que ahora ves lo mismo por todas partes. Con este panorama tan estrecho no es raro que a uno le den ganas de atravesar la luna del armario, aunque sepa de antemano que el panorama, en el lado de allá, es idéntico. Por lo menos estará invertido, lo que ya es una novedad para ir tirando.