31.3.09

Nuestro amigo el tesoreso



El tesorero que hace milagritos con su humilde sueldo.

30.3.09

Pajinadas



Ayer, viendo la televisión, me asusté.

Un periodista de El Mundo desglosó el sueldo de un parlamentario español y me resultó insultante, teniendo en cuenta, que la gran mayoría se encuentran compatibilizando distintos trabajos con su actividad parlamentaria.
Si no recuerdo mal, tan solo un diez por ciento tienen dedicación exclusiva al cargo de diputado, y lo que es más lamentable, muchos encontraron fantásticos trabajos una vez dentro de la estructura parlamentaria, de modo que, respetando la ley de incompatibilidades se lucran del erario tanto público como privado.

A todo ésto va Leire Pajín y suelta tan contenta que los ciudadanos tienen la sensación de que el PP es un partido derrochador y corrupto. Evidentemente lo pienso, pero no sólo del PP, sino de la clase política en general, si nos remitimos a los casos de corrupción urbanística, veremos que los alcaldes que están cayendo son mas o menos en un número parecido tanto de PP como de PSOE.

El sectarismo político siempre me ha parecido lamentable y esa especie de orgullo de niños malcriados que suelen ver la paja en el ojo ajeno me parece admirable que cale tanto en las nuevas generaciones de políticos, de las que yo, por lo menos, me esperaba algo más coherente. Sin ánimo de hacer sangre estuve leyendo el otro día que la señorita Pajín cobra a final de mes unos quince mil euros, sin contar dietas por el trabajo que realiza tanto como para su partido como por haber sido secretaria de cooperación. Y, además no se le conoce ningún trabajo antes de entrar a trabajar para el partido, es lo que se dice una persona que conoce la calle y lo que cuesta ganarse un duro a fondo......

Podría decir Pajinadas o Moragadas, pero el efecto es el mismo. Gobernantes que cobran barbaridades en relación con el trabajo que desempeñan y su eficiéncia en el desempeño del mismo. Tonterías y chorradas a mansalva, y al final los demás a levantar el país levantándonos a las seis de la mañana para poder pagar facturas, en esta sociedad hay cosas que no funcionan (dejando a un lado el cerebro de más de uno).

En una ocasión me comentaron que echara un vistazo a los generales que empezaron las dos guerras mundiales y los generales que las finalizaron. La mayoría habían cambiado, la explicación es la misma en todos los casos se otorgaron cargos de relevancia en numerosas instituciones a personas que no estaban preparadas en función del pago de favores políticos. Cuando se comenzó a comprobar que no sabían realizar su trabajo, se les cambió por la gente competente que debería de haber ocupado el cargo desde un principio.


P.D Ahora entiendo porque tanta gente se mete en política.....y lo entenderé más a medida que se empiece a fiscalizar y adaptar a la realidad española los sueldos y prebendas de gente poco preparada para los cargos que ocupan...

Camino



Hace un par de semanas que no escribo nada en el blog, principalmente debido a que he estado un poco líado con algunos viajes por mi trabajo y, en segundo lugar por las fallas y la posterior semana de resaca-constipado que me ha tenido enfermo hasta hoy.

En este tiempo una de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido el poder tener tiempo para ver la película de Fesser, Camino. Desde aquí recomiendo esta película a todo el mundo. Puede que la película esté demasiada cargada de tópicos contra la Iglesia católica, o que en ocasiones sea un dramón lacrimógeno en el que sobran ciertas escenas un tanto escabrosas del sufrimiento de la niña. Sin embargo, me parece una fantástica película que refleja por un lado la gran mentira en la que viven una madre y unos sacerdotes empeñados en santificar y racionalizar a través de la comprensión cristiana del mundo una enfermedad terrible que acaba dramáticamente con la vida de una niña que está empezando a asomarse a la vida. La metáfora que utiliza el director sobre el enamoramiento de Jesús y como es visto por una persona completamente dogmatizada por la Iglesia a por otra que todavía tiene un resquicio de racionalidad dentro de sí, me parece un gran ejemplo del gran engaño en el que viven numerosas personas en este mundo.

La ignorancia, el fanatismo religioso, el aislamiento social.....puede llevar a situaciones y manifestaciones que, en ocasiones nos pueden parecer ridículas por la estupidez de su argumento, pero que, a mí, más que risa me provocan bastante miedo.

Siempre me he negado a creer que en una sociedad civilizada todavía existan este tipo de personas que piensan que todo vale y se justifican en la bondad de Dios, yo, que me considero culturalmente católico, hay numerosas personalidades eclesiásticas que me merecen el mismo respeto que una cucaracha (a veces incluso menos).

Creo que cada uno debe de vivir la religión sin adoctrinar a los demás, cada uno ya es mayorcito para tomar sus propias decisiones, por ello, una de las escenas más duras de la película me parece el momento en el que el padre (que todavía parece ser una persona "normal"), descubre como la madre (que en ocasiones parece la Virgen María), ha ocultado las cartas de amor que le llegaban a su hija mayor (que se metió a novicia para alegría de la madre y tristeza del padre) encaminando así a una hija a tomar una decisión que, en mi opinión no se debía de tomar con una información tan sesgada.

Una persona puede ser religiosa, pero, me parece que el ejercicio de adoctrinamiento que realiza la madre sobre sus dos hijas roza un fanatismo muy peligroso e impropio de personas que tienen la responsabilidad de educar y no de adoctrinar a unos niños.

Me parece una película excelente, en ocasiones nos quejamos mucho del fanatismo de otras religiones, cuando el catolicismo, parece no haber superado ciertas barreras que debería que haber superado hace mucho.

P.D. Al final me haré budista, menos fanáticos que aguantar

13.3.09

Neira

Ayer vi en televisión la entrevista al profesor Neira, para quien no lo sepa todavía el 2 de agosto de este año Jesús Neira Rodríguez fue agredido por defender a una mujer de un maltrato. Los hechos ocurrieron en un hotel de Majadahonda y, desgraciadamente, a consecuencia de la paliza recibida junto con unas presuntas negligencias médicas, su situación vital era precaria, ha estado 68 días en coma y probablemente esta brutal agresión le deje secuelas de por vida.

En la entrevista me pareció observar algo que hace tiempo que no observava a un entrevistado, moral. El profesor Neira tiene un profundo sentido de la moral más elemental que le hace rebelarse ante situaciones que él considera injustas, como aquel dos de agosto. Habló de la indignidad de agredir a una mujer y de la falta de honor de los hombres que realizan actos tan deleznables.

El concepto de moral y honor es muy perverso, y en ocasiones, podemos ver como en virtud del honor algunos personajes (en su mayoría fantoches) intentan defenderse de acusaciones esgrimiendo un ataque a su yo más íntimo, el problema de éstas personas es que ni tienen honor ni saben lo que es. En estos momentos recuerdo la comisión de investigación del congreso sobre el 11-M y como el simpático Zaplana se comportaba como en un patio de colegio ante un hecho en el que precisamente este tipo de comportamientos sobravan.

Personas como el profesor Neira dignifican la condición humana y demuestran que las personas como él tienen un sentido de la dignidad que haría enrojecer a más de una "cucaracha", la moral, la educación que tanto se ha intentado desprestigiar en este país, la dignidad humana, el respeto a los demás, son valores que en numerosas ocasiones me gustaría ver más en nuestra clase política (desgraciadamente no es así) y esto me lleva a preguntarme ¿tenemos los dirigentes que nos merecemos? ¿realmente la sociedad española está tan podrida y mediatizada?

En fin, siguiendo el comentario de Neira, yo también quiero relacionarme con mis pares, las cucarachas están bien donde están, en los sótanos y alcantarillas con sus queridas amigas las ratas y otros sujetos bigotiles.

10.3.09

crisis cíclicas

El concepto de crisis cíclicas proviene de las teorías de Karl Marx. Marx sostenía que aproximadamente cada ocho años y medio el capitalismo registra una crisis. Las teorías sobre la duración y evolución de las crisis son numerosas. Los ciclos económicos pueden verse como intervalos de desarrollo y crecimiento que producen crísis cíclicas.

La economía capitalista se desenvuelve necesariamente en oscilaciones cíclicas que alternan la prosperidad, crisis, recesión y reactivación. Esto ocurre en todos los países en donde esta economía se ha desarrollado, pero no necesariamente la crisis y las diferentes fases del ciclo económico ocurren simultáneamente en todos los países ni en todas las ramas de la economía.

Según la teoría marxista de la crisis, a medida que crece la competencia entre los capitales, crece también la inversion en Capital Constante (parte de capital inicial destinada a la compra de medios de producción) que reduce la inversion en capital variable (parte del capital inicial destinado a la reproducción de la fuerza de trabajo).

De esta manera, aumenta la composición orgánica del capital, aumento en capital constante y una reducción en la inversion en Capital Variable, o sea no inversion en la reproducción de la Fuerza de Trabajo, única mercancía productora de valor, de esta manera este movimiento ocasiona la caída tendencial de la tasa de Ganacia del capital en su conjunto. La tasa de ganancia es definida como(proporción entre la plusvalía y la suma del capital constante y el capital variable), esto provoca la caída de la masa de ganancia por la superproduccion de capital. Al bajar la ganancia se reducen las inversiones y por esta vía el empleo y el consumo de maquinarias, materias primas y artículos de subsistencia, multiplicándose el efecto depresivo y expandiéndose a otras ramas de la industria.

La baja de la tasa de ganancia se contrarresta mediante la destrucción de capitales, bien sea física, por la guerra, o meramente económica, por la competencia. Las empresas se arruinan, aumenta el desempleo y la precarización del trabajo, desvalorizándose la fuerza de trabajo. La acumulación de capital resurge pues para los competidores victoriosos (que han absorbido a las empresas quebradas o a su porción del mercado, fortaleciéndose la tendencia a la concentración y centralización del capital) el aumento de la ganancia vuelve a ser más rápido que el incremento de la inversión.

En este proceso básico de la recuperación se imponen simultáneamente el aumento de horas de trabajo de los obreros y la rebaja de salarios reales y prestaciones sociales, aprovechando el desempleo; la apropiación del aumento de la eficiencia del trabajo; el saqueo colonial de otros pueblos o de los campesinos, indígenas y artesanos; la guerra, las maniobras políticas, las conquistas y la inversión en países o zonas "atrasadas", donde la tasa de ganancia es más alta; el cobro de intereses a las empresas del Estado o a otros Estados, etc.

El único método "limpio" para salir de las crisis ha sido abaratar el capital mediante los descubrimientos, el esfuerzo del gobierno y el avance tecnológico, pero este método a la larga también termina en descenso de la cantidad proporcional de trabajo agregado y de la parte de capital invertida en salarios, restableciendo al cabo del tiempo la causa de la crisis, al utilizar menos trabajo vivo por peso invertido y volver a incorporar menos valor nuevo y obtener menos plusvalía con relación a los valores viejos, al capital constante o trabajo muerto.

El ciclo aproximadamente de 8 años y medio se conoce como ciclo Juglar, por el médico francés Clement Juglar que lo descubrió. Posteriormente se ha comprobado que estos ciclos "medios" son fracciones de ciclos más largos, de 40 a 50 años, también conocidos como "ondas largas", que tienen una fase de expansión en que los auges son más fuertes y prolongados y una de descenso con crisis fuertes y depresiones prolongadas. Estos ciclos largos se denominan ciclos de Kondratieff, en memoria del economista ruso que los estudió.

Además pueden detectarse oscilaciones de cuarenta meses o ciclos cortos, a las que se denomian ciclo de Kitchin, por su descubridor. Joseph Schumpeter fue el expositor del modelo tricíclico y vio el motor de las oscilaciones económicas, en la innovación.

Algunas ramas de la economía registran oscilaciones por fuera de este modelo. En el caso de la industria de la construcción con ciclos de 15 a 20 años o el caso de la agricultura con ciclos de 9 a 11 años.

Para Schumpeter, "cada fluctuación económica constituye una unidad histórica que no puede explicarse sino mediante un análisis detallado de los numerosos factores que concurren en cada caso".

3.3.09

Beijing y Lazkao



Avenida de Changan de Pekín. Cinco de junio, 1989. Los tanques han aplastado la revuelta estudiantil en las últimas 48 horas y los hospitales están desbordados ante el número de heridos. Algunos han perdido las piernas, aplastadas bajo los tanques. La rebelión ha muerto para todo un pueblo, menos para él.
Lleva un pantalón negro, camisa blanca y dos bolsas de plástico, como si viniera de la compra. Una fila de tanques T-59 trata de avanzar por la principal avenida de la ciudad, pero él se antepone y logra frenar su avance.

El primer tanque trata de esquivarlo y él se desplaza hacia un lado para ponerse de nuevo delante. Se sube al tanque y habla con el soldado que quiere avanzar, quizá tiene prisa por seguir disparando contra jóvenes desarmados. Aseguran que le dijo: "Vete, da la vuelta y deja de matar a mi gente".

Nadie lo sabe. Han pasado 20 años y sigue siendo simplemente el 'hombre tanque'. 'El rebelde desconocido'. 'El héroe de Tiananmen'. Si está vivo, quizá alguien le haya contado que fue nombrado por la revista Time uno de los '100 personajes más influyentes del siglo XX' y que su acción ha inspirado revueltas desde Indonesia a Ucrania. Pero no ha aparecido para reclamar su premio o recibir los aplausos. Unos los sitúan viviendo en el anonimato en alguna parte de la China rural, otros en el exilio de Taiwán y la mayoría bajo tierra, su osadía concluida de un disparo en la nuca.

Tanques contra personas: parece desigual y lo es. Fuerza contra ideas. Parece injusto pensar que se pueda imponer la primera, pero ocurrió. Cientos de miles de estudiantes y ciudadanos de a pie dijeron basta al régimen comunista chino, tomando ese millón de metros cuadrados de historia que es la plaza de Tiananmen. Atrincherados, un grupo de líderes despóticos se vio en la encrucijada de perder el poder o disparar a su propia gente. Eligieron la segunda opción. El delito de las víctimas: haber osado enarbolar la bandera de la libertad.

Lazkao, Emilio Gutiérrez, maza en mano embiste contra un local abertzale. Un hombre solo contra todo un sistema de represión terrorista que silencia las frustraciones de los que lo perdieron todo en pos de una causa que hasta ese día les era ajena.

Un hombre impotente después de ver como pierde su casa debido a un atentado terrorista pretende demostrar su indignación y rabia. Evidentemente éste hombre ha tenido que dejar su pueblo y su casa después de este acto, debido a la gran cantidad de carteles amenazantes que los "libertarios vascos" han colgado por toda la localidad ante la permisividad de las autoridades que permiten estos hechos.

En Alicante viven veinte mil vascos exiliados, amenazados o que simplemente no quisieron pagar el impuesto revolucionario.

Internet se ha volcado en apoyo de Gutiérrez: más de 6.440 fans en las páginas de Facebook, más de 10.400 miembros de distintos grupos de apoyo, y 80 personas que han donado desde 1 euro hasta 500 euros a través del blog "JusticieroLazkao", que propone recaudar fondos "para que pague los destrozos y arregle su casa".

Esperemos que las cosas cambien en el País Vasco igual que han cambiado en China desde la irrupción del hombre del maletín contra los tanques.

2.3.09

La aventura de los Diez mil

La Expedición de los Diez Mil fue una campaña formada por contingentes de mercenarios griegos reclutados por Ciro el Joven, durante su revuelta contra su hermano mayor, el soberano aqueménida Artajerjes II Memnón. La expedición es relatada por Jenofonte, que formó parte de ella, en su obra la Anábasis.

Tras la muerte de Darío II, rey de Persia, en 404 a. C., Artajerjes II, su hijo, subió al trono. Su hermano pequeño, Ciro el Joven, conspiró para conseguir la corona, pero fue denunciado por el sátrapa Tisafernes. Protegido por su madre Parisatis, fue restablecido en su mando de Sardes. Allí, utilizó a sus anfitriones para reclutar un ejército de mercenarios griegos. No fue muy difícil, ya que numerosos hoplitas se encontraban desmovilizados a finales de la Guerra del Peloponeso. Además, Ciro recibió bajo mano la ayuda de Esparta. De hecho, solicitó específicamente recurrir a los peloponesios, reputados por su valentía, y a los que él mismo había socorrido a lo largo de la guerra, pero si bien Esparta no quiso implicarse abiertamente en la campaña, permitió que muchos de sus soldados, veteranos de la Guerra del Peloponeso, se alistaran libremente como mercenarios. Clearco, el ex gobernador espartano de Bizancio, desterrado de la patria por rebelión, asumió el mando de las tropas espartanas y por ende del resto de los mercenarios griegos.

Ciro reunió a su ejército, compuesto por tropas griegas y persas, en la ciudad de Sardes (Asia Menor). El contingente de mercenarios griegos estaba formado por 10.000 hoplitas y 2.000 mil peltastas (Jenofonte Anábasis 1.2.9). Ciro ocultó, al principio, el objetivo de su expedición: les anunció que quería someter la región rebelde de Pisidia. Una vez que el ejército sorteó esta región y llegó a los límites del Éufrates, no pudo seguir ocultando la verdad: los soldados se indignaron al principio, pero se apaciguaron por la promesa de generosas pagas.

En la Batalla de Cunaxa (401 a. C.), las tropas de Ciro se enfrentaron a las de Artajerjes. Los mercenarios griegos formaron la falange en el ala derecha y derrotaron fácilmente al flanco izquierdo del ejército persa, pero Ciro, tras encabezar un ataque directo con su caballería contra la posición donde se encontraba su hermano Artajerjes, encontró la muerte. Tras perder a su líder, las tropas persas de Ciro comenzaron a huir y a rendirse en masa. Los victoriosos griegos se encontraron solos y aislados en el inmenso Imperio Persa.

El ejército griego concluyó primero una tregua con Artajerjes, que no quería arriesgarse a perder más hombres a manos de simples mercenarios. Acompañados por las tropas del sátrapa Tisafernes, los helenos dieron media vuelta hasta las orillas del Tigris. Allí, Tisafernes recibió en su campamento a los comandantes griegos encabezados por Clearco para concluir las condiciónes del acuerdo, pero les tendió una trampa y los masacró sin piedad, dejando de un plumazo a los Diez mil sin sus líderes. Los soldados presionaron entonces al joven Jenofonte para acaudillar la retaguardia y llevar a cabo la retirada.

Atravesaron primero el desierto de Siria, Babilonia, después la Armenia nevada, para regresar a su patria. Al final, después de varios meses de marcha y de numerosos enfrentamientos con los pueblos de los territorios que cruzaban, llegaron al Mar Negro en Trapezunte. Fue el famoso momento del grito «¡θάλασσα! ¡θάλασσα!, ¡Thalassa! ¡Thalassa!» («¡El mar! ¡El mar!)» relatado por Jenofonte en su Anábasis.[1] Les quedaban aún 1.000 km por recorrer.

Sin embargo, los griegos no se habían librado: les hacía falta barcos. Quirísofo, estratego comandante en jefe, partió a Bizancio para conseguirlos, mientras los griegos reemprendían la marcha en dirección a Paflagonia. Las ciudades griegas del litoral, en lugar de acogerles, les mantuvieron a distancia, por miedo a posibles pillajes —es cierto que la mayoría de los griegos rechazaron volver a su hogar sin botín-. La rebelión brotó en las filas, y los arcadios y aqueos acabaron por hacer secesión. El ejército estuvo a punto de ceder al pánico cuando se propagó el rumor de que Jenofonte deseaba ir a fundar una colonia en Asia. Lo refutó ante el ejército constituido en asamblea.

Abandonados por los espartanos, en adelante aliados de los persas, los griegos se alquilaron entonces a un dinasta tracio. En el 400 a. C., se negó a pagarles. Un general espartano, Tibrón, les contrató para luchar contra los sátrapas Tisafernes y Farnabazo I, quienes tiranizaban las ciudades griegas de Jonia. Los Diez mil, que entonces no eran mucho más de 5000, marcharon a Lámpsaco, después a Pérgamo, donde Jenofonte cedió el mando a Tibrón.

El periplo del contingente griego a través el Imperio Persa sorprendió, con razón, a los contemporáneos de Jenofonte. Era la primera vez que un grupo de griegos llegaba a escaparse del «corazón de las tinieblas» de un imperio hasta entonces inviolado. La expedición de los griegos demostró que dicho imperio, que había invadido dos veces a Grecia durante las Guerras Médicas, no era quizás, al fin y al cabo, tan temible.

Una pequeña tropa de mercenarios -aguerridos, desde luego, y determinados- logró lo inimaginable: escapar de la venganza de Artajerjes y de sus ejércitos en el corazón mismo de su reino. Su éxito, además de demostrar la innegable superioridad militar de los griegos sobre los persas, demostró que era posible una expedición a las tierras del Gran Rey. Esta lección será recordada por los macedonios.