SGAE y sus manipulaciones

A mí la verdad es que la gente de ls SGAE no me cae muy bien y os comentaré un caso acaecido en los últimos días que ahora es portada en más de un periódico.

La familia de un niño aquejado del Síndrome de Alexander, para quien no lo sepa la enfermedad de Alexander es una enfermedad genética extremadamente rara, normalmente de aparición en la infancia y perteneciente al grupo de las leucodistrofias. Este grupo de enfermedades neurológicas se caracteriza por la destrucción progresiva de la sustancia blanca del cerebro. La enfermedad de Alexander se manifiesta por la aparición de retraso mental y anormalidades físicas, en especial macrocefalia, por la presencia de fibras de Rosenthal y patrones de neuroimagen característicos. La enfermedad progresa hasta un desenlace mortal en la mayor parte de los casos. La enfermedad recibe el nombre por el patólogo neozelandés William Stuart Alexander, quien describió el síndrome en 1949 junto con la profesora Dorothy Rusell en el London Hospital.

Bueno, como es natural la familia del niño está haciendo lo imposible por tratar de encontrar una solución o un tratamiento que mejore las condiciones de vida del chaval, así que se les ocurrió montar un concierto benéfico, en el que actuó David Bisbal.... lo que no sabía la familia es que el delegado provincial de la SGAE se presentaría en el hospital para reclamar el pago de los derechos correspondientes a derechos de autor, a pesar de que el consabido autor de las canciones renunció a cobrar un solo euro debido a la función benéfica y solidaria del concierto.

En fin, después de muchos disgustos, discusiones y acusaciones cruzadas, nos encontramos con que la SGAE ingresó la nada desdeñable cifra de seis mil euros. Evidentemente, en cuanto el caso salió a la luz pública devolvieron los seis mil euros a la familia del niño, ya que, desde mi punto de vista la actitud es propia de personajes miserables. Los mismos que se autoproclaman defensores de la libertad, creadores, en contra de la guerra, se declaran a favor de quedarse con el dinero de un concierto benéfico encaminado a paliar la situación de un crio.

En fín, me parece que sobran los comentarios, si el caso no hubiera saltado a la luz pública, probablemente ahora esos seis mil euros estarían destinados a pagar algunas dietas o algún gasto superfluo si consideramos el bien al que fueron destinados en un principio.