Llevo un par de semanas viendo como el tema del Sáhara ha resucitado en la opinión pública española, gracias a la huelga de hambre que está realizando la señora Aminatu Haidar.
Mi opinión respecto al tema del Sáhara es bastante simple, estoy a favor de la independéncia absoluta del Sáhara de Marruecos, y, considero que cada segundo que un soldado marroquí está pisando territorio Saharaui es una ofensa y una provocación imperdonable a la comunidad internacional. Probablemente, éste es un tema que se habría solucionado hace mucho tiempo, de no ser por el apoyo de Francia a la posición marroquí (una absoluta estupidez) y la completa falta de acción del gobierno norteamericano en este campo.
Puede que a España se la pueda tachar de ineficaz, pero, en mi opinión, la gran mayoría de españoles y de gobiernos democráticos en este país han estado a favor de la independéncia del Sáhara y del reconocimiento de sus derechos como nación soberana.
Llegados a este punto, lo que nunca entenderé es porqué nos tenemos que llevar bien con Marruecos, un país que nos amenaza constantemente en plantear una nueva marcha verde para invadir los territorios españoles de Ceuta y Melilla, un país con el que siempre hemos tenido bastantes roces en temas de acuerdos pesqueros....todavía recuerdo cómo las patrulleras marroquíes apresaban barcos españoles de manera rutinaria, prácticamente todos los días. Por no hablar del manido tema de Perejil, en el que, a pesar de que a mí mismo me sorprenda, estuve completamente de acuerdo con la respuesta española. Hay cosas que no se pueden permitir, y a mí me da la sensación de que los marroquíes ni son nuestros amigos, ni quieren, ni han querido serlo nunca.
Espero que los saharauis recuperen su tierra y que no tenga que morir más gente en el intento.
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1 comentario:
Yo tampoco entiendo ese miedo ancestral que le tenemos a Marruecos. Y no sólo nosotros, sino también la CE, que les quitan los aranceles a sus productos agrícolas para jodernos aún más los nuestros. Encima la mayoría de marroquís que viven aquí ni se integran ni ganas. No lo entiendo, la verdad.
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