A veces la realidad sorprende más que la propia ficción. En un par de días me he dado otra vez cuenta de lo trabajadores y responsables que son los políticos (sobre todo con el dinero público). Creo que pocos políticos españoles se merecen el mínimo respeto, y aquí me da exactamente igual si hablamos de izquierdas o derechas.
Salsafor, el amigo Mut, con la connivencia del gobierno local ofrece a un empresario recuperar pérdidas a través de inflar ciertos gastos públicos (no nos debemos olvidar que lo pagamos todos). Me dá exactamente igual que sea Mut, Mascarell, Torró, Moyá o cualquier mono de feria. Lo que pido es que se investigue y si hay responsabilidades que se depuren. Otra cosa graciosa es que casualmente el empresario gastó 24.000 euros en la agencia de viajes de nuetra concejal de turismo. Cada uno puede gastar su dinero en lo que le plazca, pero hay casualidades muy graciosas en una ciudad tan pequeña.
Cristina Narbona es nuestra nueva embajadora en París, el señor Clos va para Turquía a representarnos. Evidentemente estos dos privilegiados con su don de lenguas y amplia esperiéncia diplomática pueden sustituir a diplomáticos de carrera que pasan unas duras oposiciones. Repito, me da igual si los pone el rojo o el azul, pero creo que es una tomadura de pelo impresionante. Debido a mi trabajo he tenido la oprtunidad de conocer a gente que se ha sacado sus oposiciones al cuerpo diplomático y la verdad es que todos tienen un gran concepto de los puestos a dedo.
La cosa es que parece que tódo esto se lleva a un debate ideológico que no vene al caso, ya que, por lo menos, lo que busco yo son buenos gestores y no nuevos gurús.
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