20.6.07

¿Qué es la literatura?

Para Auster, la literatura y la vida establecen un diálogo, en el que el libro es la respuesta a las preguntas que el escritor se hace. "No se trata siquiera del libro terminado, sino más bien del itinerario de la escritura..."
Para él la literatura es un método para enseñar a vivir. El proceso de la escritura es un camino en el que literatura y vida se confunden, y de este modo pierde sentido hacer cualquier diferencia entre una y otra: "Pretendía romper, en la medida de lo posible, la frontera entre vivir y escribir. Escribir una novela es una aventura para mí; las cosas que no se esperan suceden dentro del proceso escritural."
Sus escritos tienen un parentesco con el ánimo que impulsa la tradición oral, la más antigua de las formas de narrar: contestar, acompañar, compartir las incertidumbres de la vida. De ahí también su estilo, que es el de quien no tiene tiempo de adornar ni intelectualizar sus inquietudes, sus compromisos.
Sus relatos están a veces tamizados por la confesión poética (El cuaderno rojo, La invención de la soledad), el folletín (El Palacio de la Luna), la novela de iniciación (Mr. Vértigo), el thriller (La Trilogía de Nueva York): "Es un error despreciar los géneros populares", afirma Auster, "Yo he pretendido valerme de ciertas convenciones del género para llegar a otro sitio, a un sitio muy distinto". A menudo sus planteamientos se inician con una intriga que no se resuelve ni de un lado ni de otro porque resolverla ocultaría la complejidad del mundo y la profunda subjetividad de nuestras interpretaciones.
Auster es uno de esos escritores "generosos", que regalan su historia al lector, para que el lector la complete, la adorne, la habite: "Auster nos abandona en medio de la corriente del libro y nos obliga a nadar", afirma Cortanze.
Quienes adoptan la escritura como una vía mística, aspiran finalmente al silencio, al momento en que las palabras callen y dejen paso a lo innombrable, que hay antes y después del texto. Auster se acerca a esta pretensión, cuando dice: "Consagrado a un empeño: lograr un estilo transparente. Escribir un libro olvidando que su materia es el lenguaje...".
Por último, Auster tiene otro atractivo innegable para aquellos que escriben: se convierte en un colega, alguien que hace públicas sus dudas, sus métodos, sus certezas, y es capaz de hablar con desafectada desnudez del hábito, manía, vicio, necesidad, llámasele como se quiera, de escribir: "¿Qué forma de arte más íntima existe que una obra escrita? Es el único lugar en el mundo donde dos perfectos extraños pueden convertirse en un ser único."

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